"...después de todas esas líneas en prosa, del rayo justo a tiempo, quedaban parejos, simplemente a mano, ella por la tinta derramada, por la poesía inconclusa, lánguida y con el agua a la cintura, y él, por lo cobardemente verde, por su ir y venir obediente, por el límite preciso irritante, constante a pesar de su rezongar furioso, por haber quedado dócilmente atrapados los dos, magnificados por siempre, en laberintos blancos de papel y caracol ..."
martes, 19 de enero de 2010
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