¨...se levantó de golpe, llorando, otra vez había soñado con ella y no lo podía evitar, solo juntar aún más las líneas de la persiana y volver a su inmune encierro gris, ella en cambio, apenas si podía despertar, todavía lagrimeaba cuando se asomó a la ventana, las veredas nevadas de amarillo, las pequenas flores que caían a contraluz, incómodando su mañana en blanco y negro la hicieron sonreir por primera vez, desde que se enamoraba, desde que agarraba y trepaba, el viento sobre la cara, ese inesperado paso que la desvelaba, un perfecto fondo amarillo intenso, cinco pisos más abajo, que primaveralmente la atajaba...¨
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