"...ahora él ahí tenía un vivero, o algo parecido, y nadie lo podía creer, como cualquiera, con agua y con sol, y eso era todo, todo lo que podría contar, ya que al jardincito de la parte de atrás nadie vivo pudo llegar, y aunque él las regalaba, nadie las quería llevar, sus flores rojas, siempre rojas, no importa lo que volviera a sembrar…"
martes, 1 de julio de 2008
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