"...tuve que volver, yo solo, porque la fiesta había empezado, porque el vino tragaba el miedo, y porque además ahora estaba él, aunque no lo oí ladrar, sabía que estaba él, en silencio, el primer mordisco, el que rompe la regla, celoso perro nuevo, imposible recordar su nombre entre el licor y los gritos, imposible correr siquiera, con este imbécil disrfaz de conejo..."
jueves, 12 de junio de 2008
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