"...un reflujo repentino los adentró en altamar, la melodía latosa se confundía con el canto de los marineros, y se perdía con el viento que entraba y salía, sacudiendo la barca de aquí para allá, yendo y viniendo por su armónica escala cromática hasta incrustarlo contra los dientes, el tormentoso remolino que rítmicamente soplaba y aspiraba, un lamento lejano de campos de algodón, se hundía desafinando sus suertes, que zarparon en sol, y jamás volvieron en si..."
miércoles, 14 de abril de 2010
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